Desde 1999, cada 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía. Aquel día de noviembre de 1999 la UNESCO aprobaba dicha proclamación para dar reconocimiento e impulso a un arte que a través de la palabra puede ayudar a los jóvenes a socializar y estructurar su personalidad, y a partir de ello redescubrir valores esenciales y reflexionar sobre ellos mismos.
La educación estética, de la mirada, de la sensibilidad, la educación de la personalidad, del pensamiento debería ser el pilar sobre el que se sostuviera todo nuestro sistema educativo, desde la Educación Infantil hasta el posgrado. El día a día a veces nos puede hacer perder el sentido de lo que docentes y alumnos hacemos en los institutos, por eso nunca vienen mal estos recordatorios.
Queremos compartir con toda la comunidad educativa algunos poemas que nos gustaría que leyerais con mente abierta. No os preocupe demasiado si no entendéis alguna cosa, pues la poesía no es el prospecto de un medicamento, es una cura en sí misma, la cura contra la ignorancia y la insensibilidad. Esperamos que os gusten y si estos no os convencen, en la biblioteca tenemos muchos otros libros de poesía que os están esperando.
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto variar vida y destino,
tras tanto de uno en otro desatino
pensar todo apretar, nada cogiendo,
tras tanto acá y allá yendo y viniendo
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo,
hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se esconde,
pues es la paga de él muerte y olvido,
y en un rincón vivir con la victoria
de sí, puesto el querer tan solo adonde
es premio el mismo Dios de lo servido.
(Francisco de Aldana, “Reconocimiento de la vanidad del mundo”)
digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
(Blanca Varela, “Curriculum vitae”)
I, sobretot, no oblidis que el teu temps
és aquest temps que t’ha tocat de viure:
no un altre, i no en desertis,
orgullós o covard, quan et sentis cridat
a prendre part, com tothom, en la lluita,
car el teu lloc només tu pots omplir-lo.
Creix, això sí, en la llengua la tribu,
mot a mot, fidelíssim,
i en l’esperit de revolta que alerta
la teva gent contra la defallença,
perquè en tu s’acompleixi, poc a poc, el futur
i mai no et trobis desvalgut i sol.
(Miquel Martí i Pol, “I sobretot no oblidis”)
«Voldria viure
entre la mar i una badia
algunes nits així,
amb gust de menta;
quan l’enyor de tanta cosa
em despentina l’instint,
i em prem la carn, i me la deixa
olorosa de tu.
Mira com llance
inútilment els somnis.
Mira també,
escampades pel llit,
les filagarses d’aquells moments perduts…
No sé si ploraré demà
perquè la pena,
és massa fonda avui,
per a arrencar-la
estella a estella.
Pero, tot està a punt:
l’artèria oberta;
les mans enceses; el cos
tens i expectant…
i tot és tan a punt,
que la sang se’m clivella!
(Carmelina Sánchez-Cutillas, «La sang se’m clivella»).