En nuestras dos últimas clases de laboratorio con José Ramón, hemos aprendido jugando, experimentando y, sobre todo, disfrutando mucho.
En la penúltima sesión, nos convertimos en pequeños paleontólogos: con plastilina y yeso creamos nuestros propios fósiles, descubriendo cómo se conservan las huellas del pasado. Fue una actividad divertida y muy creativa que nos ayudó a entender mejor cómo trabaja la ciencia.
Y en la última clase… ¡la magia llegó en forma de helado! Transformamos un simple batido en un delicioso helado casero, usando solo una bolsa Zip, hielo, sal y muchas movimiento. Pudimos ver de cerca cómo la ciencia también puede ser refrescante.
Queremos dar las gracias de corazón a José Ramón por este curso lleno de aprendizajes, experimentos, curiosidad y sonrisas. Gracias por tu paciencia, tu cercanía y por enseñarnos tanto de una forma tan especial. ¡Ha sido un lujo compartir este año contigo en el laboratorio!











