Seguimos con nuestras clases de Laboratorio en el insti y no nos andamos con rodeos… ¡nos metemos de lleno en el aprendizaje! Esta vez lo hicimos literalmente: realizamos una disección de un ojo de ternero para conocer de cerca (muy cerca) cómo funciona uno de los órganos más fascinantes del cuerpo: el ojo.
Con guantes, bisturí y muchas ganas de aprender, el alumnado descubrió las distintas partes del ojo:
• La córnea, esa especie de “ventanita transparente” por donde entra la luz.
• El humor acuoso, un líquido que mantiene la forma del ojo.
• El iris, esa parte con color que regula la cantidad de luz que entra.
• La pupila, que parece un agujero, pero en realidad es como una puerta mágica a la visión.
• Y, por supuesto, el increíble cristalino, que enfoca las imágenes… ¡y que sorprendió a todos por su textura gelatinosa y su forma de lente!
Ha sido una experiencia intensa, educativa y… sí, un poco impactante. Como siempre, Jose nos preparó una alternativa para los más aprensivos: una maqueta de un ojo que se desmontaba y se podían observar todas las parte. Siempre encuentra una forma espectacular de enseñarnos la ciencia. Aprender tocando, observando y sintiendo es la mejor manera de que el conocimiento se quede con nosotros y nosotras.





