Y llegamos al final, con ilusión, pero no por las vacaciones, sino porque es ahora cuando recogemos buena parte de la cosecha. Sabemos que hay semillas que todavía tardarán en salir a la superficie, sin embargo, la fe que ponemos en cada siembra es la que alimentará a esas perezosillas. Las canciones en diferentes lenguas, los acompañamientos instrumentales guiados y libres, las danzas folclóricas procedentes de todas partes del mundo y que he tenido el privilegio de ver reventar sus risas como si de una piñata se tratase, las reflexiones sobre el amor propio y el compañerismo, los fracasos abrazados para transformarlos en éxitos, las dificultades que hemos besado cual sapo feo para convertirlas en oportunidades… Todo esto guardaré en mi maleta para, como siempre, compartirlo en mi próximo destino. Hasta que nos volvamos a encontrar… “travesura realizada”.