Testimonios reales:
- ¡Esto está buenísimo!
- ¡Esto lo podemos hacer todos los días! – contestación del compañero: ¡O todos los años!
- ¡No me gusta el yogur! – contestación de la compañera: ¡Pues a mí me encanta!…
CONCLUSIONES:
Según los testimonios recogidos de todos los grupos (estos son solo algunos ejemplos de ellos), la conclusión a la que hemos llegado es que ha gustado mucho el taller y que han aprendido que la alimentación saludable, en este caso hablábamos del almuerzo, es aquella que aporta la energía suficiente para afrontar la mañana, siendo lo más completa posible y en las cantidades adecuadas.
Esto no quiere decir que todos los días almorcemos así, pero que sí incorporemos en nuestra vida la fruta, también se admiten los frutos secos como sustitutos de las «chuches», los lácteos, los cereales, el aceite, el agua,…
Si han aprendido eso o al menos se han quedado con alguna parte del mensaje, nos damos por satisfechas y satisfechos.
¿Se puede pedir más?
Sin embargo, también nos podemos permitir un día de algo diferente y que, aunque no sea tan saludable en cuanto a aporte vitamínico, proteínico,… pero también es saludable el aporte emocional que te da comerte un día algo especial.
Ahora mismo se me ocurren un montón de cosas, ¿y a vosotras/os?