Cuando hablamos de Europa no podemos evitar pensar en sus raíces grecolatinas, en la historia compartida de sus civilizaciones, en su riqueza cultural y en su musicalidad idiomática tan diversa. Y en ese cruce de caminos poner en marcha una experiencia como el intercambio escolar con Francia representa una voluntad de ir más allá, de no perder oportunidades en un tren en el que otros ya han subido. Con el curso ya casi acabado somos conscientes de que los verdaderos protagonistas de una vivencia como ésta siempre son los alumnos dado que con su esfuerzo y su entusiasmo hacen realidad lo que para otros solo puede ser un sueño. A ellos va dirigida nuestra enhorabuena y nuestro deseo de que en ese camino las nuevas amistades forjadas ocupen sin duda un lugar destacable.