Acabado ya el segundo intercambio con Francia podemos asegurar que la experiencia ha valido la pena por todo lo que hemos aprendido estos días. Compañerismo, responsabilidad, empatía, tolerancia, respeto y una sana convivencia entre dos grupos de adolescentes que hace un mes no se conocían y que ahora han abierto la puerta a una amistad duradera más allá del idioma. La voluntad y el deseo de seguir en contacto entre ellos es la prueba de lo que significa un intercambio escolar. Porque no es solo una oportunidad para hablar en francés sino para hacer nuevos amigos en otro país, conocer su cultura, superar miedos, romper barreras y crecer en una mentalidad más abierta y receptiva. Descubrir que el mundo no se reduce a nuestro entorno más cercano y que para ir a su encuentro siempre se empieza por un primer paso. Gracias al Instituto cuando ya en la Universidad nuestros alumnos de francés se vayan de Erasmus, ese primer paso ya lo habrán dado. Félicitations à tous! À la prochaine.