Rebeca Soler Seller y Andrés Casanova Díaz
Departamento de Lengua Castellana y Literatura y de Música
Una experiencia enriquecedora visitando la moderna biblioteca del instituto I Liceum Ogólnokształcące y sus actividades solidarias y benéficas. Un punto de encuentro para conocer metodologías educativas innovadoras y compartir proyectos educativos con docentes locales. Tampoco faltó tiempo para explorar lugares tan emblemáticos como Cracovia, la Mina de Sal de Wieliczka y el Memorial de Auschwitz-Birkenau.
Del 7 al 13 de diciembre tuvimos la oportunidad de participar en una movilidad Erasmus+ en Myslowice, una experiencia profundamente enriquecedora tanto a nivel personal como profesional. Durante esta semana, conocimos el instituto anfitrión, I Liceum Ogólnokształcące im. Tadeusza Kościuszki, un centro con más de 100 años de historia que destaca por su modernidad y excelente equipamiento. Además de aulas reformadas, cuenta con espacios de descanso con sofás y zonas de juegos que crean un ambiente cómodo y motivador para el alumnado.
Uno de los lugares que más nos impresionó fue la biblioteca escolar, completamente renovada y equipada con una amplia colección de libros y recursos. La profesora encargada de la biblioteca nos mostró las distintas actividades que organiza para fomentar la lectura, como talleres y dinámicas que buscan involucrar al alumnado en el hábito lector de una manera creativa. Entre estas actividades, destaca un programa de voluntariado donde los estudiantes participan en proyectos solidarios. Por ejemplo, aprendimos que realizan talleres de crochet donde confeccionan muñecos y pequeños detalles que luego donan a asociaciones de caridad y organizaciones solidarias.
Gracias a Magdalena Pyrr, la coordinadora de Erasmus+ que nos recibió, pudimos visitar las diferentes clases y observar las metodologías de enseñanza de Polonia, lo que nos permitió descubrir nuevas formas de trabajar y enriquecer nuestra práctica docente.
Además, la movilidad incluyó actividades culturales y visitas a lugares emblemáticos. En Cracovia, exploramos su maravilloso centro histórico, incluido el Castillo de Wawel y su catedral. También visitamos la Mina de Sal de Wieliczka, un lugar impresionante donde descendimos hasta 136 metros de profundidad para aprender sobre el oficio de los mineros y las tradiciones asociadas, como la leyenda de Santa Kinga, patrona de los mineros. Otra de las visitas más impactantes fue al Memorial del Campo de Concentración de Auschwitz-Birkenau, una experiencia conmovedora que nos invitó a reflexionar sobre la historia y la memoria colectiva.
A lo largo de la semana, también tuvimos la oportunidad de disfrutar de la gastronomía polaca, probando platos típicos como los pierogi y la sopa żurek. Además, aprendimos algunas palabras básicas en polaco, como “buenos días” (dzień dobry) o “gracias” (dziękuję), lo que nos permitió conectar aún más con la cultura local.
La acogida por parte del profesorado y del personal del instituto fue extraordinaria. Nos sentimos siempre bienvenidos y regresamos a España no solo con dulces típicos polacos, sino también con nuevas ideas, aprendizajes y experiencias que compartir con nuestro claustro. Esta movilidad ha sido una experiencia que no solo nos ha hecho crecer como docentes, sino también como personas, fortaleciendo los lazos con otros profesionales europeos y enriqueciéndonos culturalmente.