Ese avión de papel tan chulo que he doblado y pintado, si lo lanzo y no lo recojo, se convierte en basura. El envoltorio del almuerzo, si lo dejo en el suelo: basura. El plátano tan rico, si lo tiro en mitad de la pista: basura. La fiambrera en la que mi padre me ha puesto la fruta cortadita para que me la coma en el recreo, es basura si la dejo tirada en cualquier sitio.
Con un poco de trabajo por parte de todos y todas no tendremos que dedicarnos los jueves a limpiar el patio porque no será necesario.