Las cosas que hacemos tienen consecuencias. Esas consecuencias nos ayudan a aprender. Si toco el fuego me quemo, por lo tanto, no volveré a tocar el fuego. Si insulto a alguien es probable que me peguen o que me insulten, por lo tanto, si no quiero problemas intentaré no insultar a nadie.
Cuando evitamos las consecuencias evitamos el aprendizaje. Cuando asumimos las consecuencias por nuestros hijos evitamos que aprendan lecciones de vida. Si entregas tarde una solicitud o una beca, no te la van a conceder. Si entregas tarde tu matrícula del instituto no podrás cursar tus estudios, si pagas una multa tarde, lo haces con recargo. No puedes ir a votar al día siguiente de las elecciones por muy buenas excusas que tengas.
Pero si cuando desaparece un libro que era tu responsabilidad, o rompes la tapadera de un váter porque te subiste encima, o no entregas un papel a tiempo, no pasa absolutamente nada, no aprendes, no mejoras, no creces.
Ayudemos a nuestro alumnado a ser responsable y a asumir las responsabilidades que les corresponden por edad.