Hay temas que nos resultan difíciles de abordar con los más pequeños, pero esas dificultades a menudo vienen de nuestras propias experiencias y creencias. A veces, lo mejor es escuchar más y hablar menos: responder a sus preguntas con sinceridad y adaptando las respuestas a lo que pueden comprender según su edad. La muerte es uno de esos temas.
Podemos desear que la muerte no forme parte de sus vidas hasta que sean mayores y maduros para entenderla, pero evitar hablar de ella no impedirá que, en algún momento, la muerte les roce o les golpee de frente.
Es fundamental que los niños y niñas sientan que pueden expresar sus dudas y compartir sus emociones con su familia, en este y en otros muchos temas. La vida no siempre es justa, y la muerte no siempre llega después de una larga y feliz existencia. Incluso cuando sucede así, decir adiós y aceptar la pérdida es algo que puede ser muy complicado.
En octubre, en el colegio, hablamos sobre la muerte y el miedo como partes naturales de la vida. Leemos cuentos, hacemos actividades y reflexionamos sobre lo importante que es vivir de manera que busquemos nuestra felicidad y la de los demás. Si puedes, habla con tus hijos e hijas sobre la muerte, porque tarde o temprano, todos tendremos que enfrentarnos a ella.