La voz del Consell
Revista abril 2023
Presidenta de la Comisión de Coeducación del CECV
Amenudo me pregunto si no estamos entrenando a las criaturas en la debilidad, al tiempo que no queremos que fracasen. Quizá por ello acabamos allanando su camino ante las dificultades, no permitiendo que cometan errores, elogiándolos indiscriminadamente como si ya fueran geniales por el simple hecho de ser niños, lo cual a menudo es origen de egos inflados de narcisismo. Y, al mismo tiempo, los queremos controlados y evaluables en sus resultados. ¿No estaremos privándoles del tiempo propio de la infancia?
La publicación en 2018 de Niñ@s hiper, de Marino Pérez Álvarez y José Ramón Ubieto, radiografió sin tapujos cómo los adultos colonizamos la infancia por la vía de lo híper: infancias hiperactivas, hipersexualizadas, hiperconectadas y la depresión infantil, la rebeldía o la socialización digital, a las que se enfrentan los más jóvenes y sus familias.
Son temas que evidencian la desigualdad y la violencia estructural basada en el sexo, para diseñar intervenciones educativas que tengan en cuenta las diferencias y desigualdades por sexo, para corregirlas. El sistema escolar, involucra a muchas personas diferentes e incluye varias interacciones continuas y complejas, según las etapas de desarrollo del alumnado, la escuela es el lugar donde personas con diferentes características, antecedentes, experiencias y personalidades conviven diariamente. Entre tantas diferencias, naturalmente, surgen divergencias de las más diversas tipologías. Es fundamental, por tanto, el manejo adecuado de las emociones y de aquellas que derivan en conflictos.
La educación debe servir para aprender a vivir bajo presión y ayudar a pensar en las personas y sus necesidades emocionales, saber cómo gestionarlas. Debe consistir en la
adquisición de competencias básicas en materia de cultura, sobre la base del respeto y la igual dignidad, contribuyendo a forjar las dimensiones sociales, económicas y medioambientales del desarrollo sostenible.
La coeducación como lucha contra el sexismo puede garantizar una educación libre de machismo, porque implica la formación de chicos y chicas en relaciones justas basadas en el
respeto, y la erradicación de actitudes y valores que sustentan la violencia contra niñas y mujeres, provee la posibilidad de vivenciar nuevas formas de relaciones socioculturales no marcadas por una visión estereotipada y jerárquica de estas. Ello comporta cambios estructurales, al menos en las prácticas curriculares, en la cultura profesional docente y en la cultura organizativa y funcional de la institución educativa, siempre a partir de la reconstrucción del concepto de educación y de la educación en valores.
Este planteamiento supone un cambio epistemológico; la UNESCO impulsa un futuro humanístico del aprendizaje y un nuevo concepto del bien común, que implica consideraciones éticas y políticas para repensar los propósitos de la educación y reconocerla, a ella y al conocimiento, como bienes comunes globales. Destaca esa organización el propósito de construir una nueva dimensión del bien común para fundamentar nuevos modos de producir y de compartir, y para promover el «desarrollo basado en el respeto de la vida y la dignidad humana, la igualdad de derechos, la justicia social, la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la responsabilidad compartida en relación con el futuro sostenible». //
«Los niños deben venir a la escuela educados de casa» es una frase que nos encontramos con harta frecuencia en las redes sociales como proclama de quienes consideran que su profesión es la de instruir en el sentido estricto de comunicar ideas, conocimientos o doctrinas. Ni una acción más, ni distinta de esa. Pues no.
Cuando un niño, una niña, cuando quienes son aún jóvenes en edad adecuada a los estudios obligatorios o preuniversitarios, traspasan el umbral de los edificios en los que reciben su formación académica, están ingresando en un centro, sí, un centro educativo. ¿Educativo? ¿No debería decirse centro instructivo? Pues no.
Sí: todo lo que se haga o deje de hacerse en un colegio o en un instituto es un acto educativo, nada es ajeno a la educación. Todos sabemos cuál es el currículo académico, pero nada decimos de ese otro currículo con el que se educa, ese que se dice oculto. No se explicita, no se evalúa. Hay obligación de hablar de él. El profesorado, en su espacio propio: claustro, reuniones de nivel, de seminario… ¿Y el alumnado? Tienen el suyo, el aula; y un tiempo específico, pero no exclusivo:
la tutoría.
«No somos expertos en psicología, no hemos estudiado para ello». Cierto, pero tampoco existe preparación para ser padre o madre y se llega a tal estado sin pasar por universidad alguna y sin embargo todo el mundo, con mayor o menor acierto, alcanza a actuar con la diligencia de un buen padre, de una buena madre.
Pues eso, así el profesorado. El número de jóvenes con tendencia suicida es alarmante. Los casos de bullying son tantos que parece que tal comportamiento
está asumido como algo natural, como la lluvia en primavera. El sentimiento de exclusión, ese sentirse un deshecho por las miradas ajenas, por los gestos despectivos, por las palabras hirientes, insultantes, es la puerta de entrada del deseo de desaparecer, de dejar de ser excluido, insultado, vejado. Y el profesorado no puede ser ajeno. Está obligado, diligencia de un buen padre, de una buena madre, a iniciar una reflexión colectiva sobre ello. Ni un solo acto puede ser ajeno. Y ha de hacerse en el momento, no puede dejarse para mejor ocasión, porque no existe. Merece la pena perder —¿perder?— una hora de matemáticas para reflexionar colectivamente sobre un acto reprobable visto a las puertas del aula, en el patio, en una esquina del centro.
El profesorado lo hará guiado por su preparación cultural y académica y por su sentido común, ese sentido que le indicará, incluso, cuándo un caso ha de ser atendido por el personal especialista que le acompaña en su actividad docente.
Gestión de los afectos, administración de los sentimientos. Nunca se aprenderá a hacerlo si antes no se es consciente de cuáles son esos afectos, de qué efectos nacen de esos sentimientos. Solo la palabra compartida los hace visibles. Enséñense los números y sus construcciones, la vida animal y su hábitat, la Historia, las lenguas extranjeras, todas aquellas materias regladas; enséñese solo eso, y no se habrá enseñado nada. Las personas son conocimiento y sentimiento y
su vida se desarrolla bajo la guía de valores o en su ausencia. En definitiva, para bien o para mal, por acción u omisión, es en la escuela, en los centros educativos donde se acaba por elegir qué tipo de sociedad futura se construye. //
Necesitamos ayuda especializada
y urgente para
la salud mental juvenil
Andreu Branchat Grau
Miembro de ADIESPV
El bienestar emocional de la juventud es una cuestión muy importante y preocupante, especialmente en el contexto actual postpandemia y de sobreexposición en las redes sociales. Las direcciones de los institutos estamos alarmadas por el repunte
de las conductas suicidas y autolesivas de nuestros jóvenes.
Los institutos debemos trabajar con el apoyo y la colaboración de los profesionales de la salud mental para identificar los factores de riesgo y las necesidades de los estudiantes en este ámbito. Esto podría incluir programas de educación sobre la salud mental, terapia individual y grupal, e intervenciones para los estudiantes que estén experimentando dificultades emocionales o psicológicas.
La salud mental de los jóvenes es una cuestión crucial para la cual se necesita una respuesta coordinada y efectiva en los IES
con ayuda de profesionales de la salud mental. Los esfuerzos para prevenir y tratar las conductas autolíticas y suicidas entre los
jóvenes deben ser una prioridad para todos los implicados en la educación y el bienestar de este sector de la población.
¿Cómo gestionamos las
emociones [sin manual de
instrucciones]?
Confederación Gonzalo Anaya
Hay una cuestión común a todas las familias que desean traer al mundo un hijo o una hija: la explosión emocional que sentimos cuando le vemos la carita por primera vez no se puede comparar con nada de lo que previamente habíamos sentido o vivido. Poco a poco, madres y padres vamos ex-
plorando nuevas situaciones con hijas e hijos que nos traen conflictos emocionales. Y esto también es común y universal: todas las familias tenemos conflictos emocionales
con nuestras hijas e hijos, conflictos pequeños o grandes, que son inherentes a la crianza y a la vida cotidiana. Aceptar los
conflictos forma parte de educar como también reconocer que las criaturas vienen al mundo sin manual de instrucciones. Llegados a este punto, hay diferencias
en cómo gestiona cada familia los conflictos emocionales, porque ello depende de las herramientas que llevemos de serie, de origen. Las familias nos damos cuenta de
que la crianza tiene su complejidad:
encontrar el equilibrio por ese vínculo emocional tan potente que tenemos con hijas e hijos y la necesidad de alinear la cabeza y el corazón de la familia es la base para gestionar los conflictos emocionales.
Las cooperativas, por una escuela emocionalmente
competente
Miquel Ruiz Collado
Presidencia de la Unió de Cooperatives
d’Ensenyament Valencianes (UCEV)
La escuela, como la vida, se desarrolla a partir de las emociones de las personas que la protagonizan. Saber atender las emociones es clave para una buena convivencia en los centros educativos, la cual debe favorecer y estimular mejores
aprendizajes.
Las emociones tienen un papel esencial en el proceso educativo. Hay que orientar la escuela para enseñar a reconocer, expresar
y gestionar todas las emociones como elemento central de un desarrollo psicoevolutivo saludable.
La educación emocional debe ser entendida como un derecho. Porque una escuela abierta a todo el mundo también tiene que estar abierta a todas las emociones.
En una escuela emocionalmente competente importa tanto la transmisión de contenidos, ideas y valores, como la capacitación del alumnado para que aprenda a vivir sus emociones de una manera saludable; tendremos que conectar cognición, emoción y acción y, a la vez, reflexionar sobre cómo diseñamos y hacemos realidad la mejor gestión socioemocional posible.
Éxito académico, fracaso social
Marcos Cunchillos Just
Representante de FAAVEM (Red Aitana)
Como estudiante, sé cómo es de difícil gestionar el estrés y la ansiedad que provienen de las demandas y las expectativas que el sistema educativo impone sobre nosotros.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es que el sistema no parece preocuparse por nuestro bienestar. A menudo se nos pide que nos centremos exclusivamente en el éxito académico, y
la única manera de medir dicho éxito es con las notas de unas pruebas que están totalmente obsoletas. Además, el ambiente de competencia que se nos impone afecta negativamente a nuestra autoestima. Parece que la falta de recursos económicos y de sensibilidad hacia las necesidades de los estudiantes es una brecha que continúa siendo muy amplia en el sistema educativo.
Por todo ello, creo que es fundamental que se realicen cambios en la forma en que el sistema educativo trata la salud mental del
estudiantado. Necesitamos más recursos, se debe aumentar la ratio de personal orientador en los centros educativos y se tiene que formar al profesorado en gestión
emocional.
Revista noviembre 2022
A pesar de ser un órgano que representa a la comunidad
educativa, el CECV es un gran desconocido.
Nos proponemos presentarlo en estas páginas
Tal i como reza en nuestra web, «el Consell Escolar de la Comunidad Valenciana (CECV) es el órgano superior consultivo y de participación social de la comunidad educativa en la programación general de la enseñanza de la Comunidad Valenciana». La definición, objetiva y ajustada a la realidad, puede parecer demasiado esquemática, o confusa, quizás porque el concepto de consejo escolar nos remite a un órgano de funcionamiento interno de las escuelas o, a lo sumo, a la reunión que se convoca en el ámbito municipal y que incluye representantes de los centros educativos locales que toman decisiones supraescolares.
La funcionalidad de un Consell de ámbito autonómico es complementaria y paralela, y pretende incorporar opiniones, sensibilidades, propuestas, ideas y saberes de todos los sectores que conforman la comunidad educativa a la confección de políticas que afectan a la escuela, y como consecuencia, a la calidad de la educación de los niños y niñas valencianos.
La Ley de Creación de Consejos Escolares de la Comunidad Valenciana de 1984 dio paso a la participación social en la programación educativa, con la intención de garantizar la pluralidad y de reflejar ideas, valores y actitudes diversos, como corresponde a las sociedades democráticas.
Es imprescindible que la sociedad pueda transmitir de manera fluida al sistema escolar la dinámica de sus necesidades, aspiraciones y perspectivas históricas, y el sistema educativo debe convertirse en un tejido poroso y abrir caminos a los agentes sociales relacionados con la tarea educadora.
Por eso, el Consell Escolar de la Comunidad Valenciana es un órgano imprescindible, un
paraguas que recoge a la variedad de sus miembros. Persigue, por convicción y por normativa, los objetivos continuados de crecimiento y mejora del sistema educativo, desde el momento en que las competencias educativas fueron transferidas a la Administración valenciana por medio del Decreto del Consell 104/1983, de 29 de julio. Se concretó así esta vía de participación para la sociedad valenciana en la configuración de nuestra escuela, y la posibilidad de instrumentalizar la participación de la sociedad valenciana en la programación de la enseñanza. Además, por medio de sus comisiones, el Consell emite dictámenes, informes y propuestas sobre cuestiones relacionadas con la legislación educativa y los centros escolares, y elabora, aprueba y pública el informe anual sobre el estado y la situación del sistema educativo de la Comunitat Valenciana en cada curso académico.
Para cumplir sus finalidades, el CECV se ha dotado de una serie de herramientas con funciones y responsabilidades concretas. Se trata del Pleno, la Comisión Permanente y seis comisiones. En cuanto a las sesiones de trabajo, el Pleno del Consell se convoca aproximadamente cada seis meses de manera obligatoria, coincidiendo con el fin del año natural y el del curso escolar, y cada vez que sea necesario emitir informes o dictámenes sobre las materias previstas en el artículo quinto del texto refundido de la Ley de consejos escolares de la Comunitat Valenciana. Por su parte, la Comisión Permanente, que también puede emitir y aprobar informes y dictámenes por delegación del Pleno, se convoca cuando hay que revisar textos legislativos antes de publicarlos, y es un órgano de composición paritaria. Los informes que emiten los órganos del CECV no son vinculantes para la Administración educativa, pero son escuchados, y se toman en
consideración las enmiendas y observaciones de sus miembros, así como los informes y propuestas dirigidas a los órganos competentes.
Actualmente, el Consell Escolar de la Comunitat Valenciana consta de seis comisiones, además de la Permanente, y un grupo de trabajo. Las omisiones de trabajo fijas son:
• Proyectos Legislativos y Planificación General de la Enseñanza. Se ocupa de los proyectos de ley en materia educativa que hay que aprobar en las Cortes, los reglamentos en materia educativa, normativa legal aplicada a centros, etc.
• Correspondencia y Gestión Económica. La seua tasca té a veure amb la relació del CECV amb altres institucions i amb la gestió del pressupost assignat a l’òrgan.
• Jornadas y Participación. Promueve la celebración de jornadas sobre cuestiones técnico-pedagógicas, la elaboración de conclusiones y la información a la Administración educativa sobre sus conclusiones.
• Innovación Educativa. Tiene que ver con los programas, recursos y materiales para la mejora de la calidad y excelencia de la educación y del fomento de la participación de los centros.
• Informes y dictámenes. Redacta el informe anual sobre el sistema educativo y los vinculados a las leyes educativas, con el apoyo de la Secretaría Técnica Administrativa.
• Coeducación. Persigue el desarrollo de acciones que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres real y efectiva en el aula, mediante la elaboración de campañas y programas, y la formación del profesorado.
Todas ellas se rigen por la normativa desarrollada en la Ley de Procedimiento administrativo en vigor.
En cuanto a los grupos de trabajo, que se suelen constituir cuando hay que tratar alguna cuestión concreta, en este momento solo funciona el de Plurilingüismo, aunque en otras ocasiones han existido la Cartera de Salud o el de Absentismo.
La Presidencia y la Vicepresidencia
La cabeza visible del CECV es la persona que ocupa la presidencia, actualmente Doña Rosa Cañada Solaz que, tal y como marca la normativa, fue elegida de entre los miembros del CECV y a propuesta del conseller Vicent Marzà, quien ostentaba en aquel momento el cargo de responsable de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte. En cuanto a la vicepresidencia, el Sr. Jaume Fullana Mestre ejerce el cargo desde hace unos meses. Ambas figuras ostentan la representación del órgano, y las funciones del segundo lo son siempre por delegación de la primera.
La Secretaría técnica
Es el órgano del CECV, que gestiona los asuntos administrativos y la asistencia técnica. Su trabajo es apoyar las tareas administrativas del Pleno y las comisiones, levantar actas y elaborar la documentación que debe producir por normativa el CECV, como por ejemplo, dictámenes, informes, etc. Actualmente la Secretaría técnica del CECV está compuesta por un secretario, una técnica educativa y dos asesoras técnicas docentes. También forman parte del personal del CECV la Jefa de la Secretaría y la Jefa de Equipo de Gestión administrativa.//
«Y al principio fue la ley»
No siempre la escuela fue así.
Somos seres de memoria social
frágil. El pasado no se conserva,
se borra y cada día nacemos ex
novo para hacer todo de nuevo.
El régimen que gobierna un pueblo
determina todo lo que es propio
del Estado. Si es autoritario, la
escuela será autoritaria. Quien
ostenta el poder político decide
por sí mismo qué, cómo y para
qué; en la escuela hace lo mismo
quien la tiene a su cargo. Así fue.
La dictadura finó y la escuela, en
la que ya existía una efervescencia
callada pero viva y muy activa
cambió, y lo que era acción exclusiva
de quien ejercía el magisterio,
pasó a ser reivindicado como acción
conjunta con quienes tenían
la responsabilidad de la crianza de
su prole.
Un año antes de que la Ley Orgánica
8/1985, de 3 de julio reguladora
del derecho a la educación
implementase el artículo 27.5 de la
Constitución Española las Cortes
Valencianas aprobaban la Ley de
31 de diciembre de 1984 de Consejos
Escolares de la Comunitat
Valenciana. Después vino la Ley
7/1988, de 22 de diciembre, por la
que se modificaba la ley 11/1984 y
luego llegó el Decreto Legislativo
de 16 de enero de 1989 que aprobaba
el Texto Refundido de la Ley de
Consejos Escolares de la Comunitat
Valenciana y más tarde…
Es un proceso
Enseñar, instruir, educar… en
la literatura pedagógica existen
libros suficientes como para traerlas
aquí con la única intención de
que, disquisiciones aparte, no hay
enseñanza sin instrucción, ni viceversa
y que con ambas se educa
y, en esto, todo el mundo está implicado,
porque se ha de educar en
la libertad y para que la gente sea
libre, esencia de la democracia. El
rasgo que diferencia los procesos
que constituyen el educar es el
telos con que se recorre el camino
que se inicia en los primeros momentos
de la vida y que finaliza
cuando dejamos de ser.
¿Participar? ¿Colaborar?
El amo de un huerto puede pedirnos
que participemos en su actividad
y lo haríamos dialogando
sobre qué plantar, cuándo hacerlo,
cómo resultaría mejor. Ahora
bien, si nos pide colaboración, eso
es otra cosa. Nos está pidiendo
que cojamos azadón o arado y,
desde la besana hasta la recolección,
estemos doblando el lomo
a su lado. De la cosecha seremos
responsables ambas partes.
Participar es tomar parte en la
configuración de las políticas
educativas aportando reflexiones
bien argumentadas, propuestas
contrastadas, sugerencias e incluso
dudas. Colectivamente, de todos
los sectores afectados. Y escuchados
por quien gobierne la nación,
el territorio o la escuela, y aunque
la decisión ya no sea nuestra, no
se ha de abandonar el espacio
que corresponde a la democracia
deliberativa con el consenso como
principio rector. Esta acción corresponde
a quienes representan
a instituciones y organizaciones
sociales. Y así es en el Consejo.
Por otra parte, colaborar implica
la acción personal. Aquí ya no
hablamos de discursos, estamos
diciendo que el padre, la madre,
han de trabajar junto con quien
tiene la responsabilidad legal
sobre la enseñanza de sus hijos.
Así pues, estamos señalando a
personas concretas, singulares.
Cada profesional de la enseñanza,
con la autoritas que le debe ser
propia, y cada padre o madre han
de colaborar, en su sentido literal,
en la acción educativa.
y más tarde…
Desde su inició, el Consejo Escolar
Valenciano procuró consolidar el
valor de la democracia deliberativa
a través del diálogo entre representantes
de las instituciones,
incluida la Administración educativa.
Sus miembros exponían tesis
o replicaban las que no les convencían,
conscientes de que solo
el documento consensuado podía
ser trasladado por las organizaciones
a sus miembros para generar
una reflexión colectiva que pudiese
concluir en un mismo sentir de
toda la comunidad educativa.
Pero a partir de la Ley 6/2010, de
28 de mayo la democracia deliberativa
fue sustituida por la plebiscitaria.
Todo, y solo, fue informes
preceptivos sobre normativa a los
que se llegaba tras la presentación
de enmiendas que, sin reflexión
colectiva eran sometidas a una
votación en la que siempre ganaba
la propuesta de la Administración.
Dos tentaciones a evitar
Concebir y convertir el Consejo
en un pseudo parlamento degradado
convertido en altavoz de los
discursos de quienes representen a
las instituciones u organizaciones
-y afines- , y que la Administración,
con presencia mayoritaria,
lo reduzca a procesos de votación
mecánica; o como una especie de
segunda instancia de la negociación
colectiva, sindical o social.
En el Consejo no se pretende
convencer a los responsables de la
Administración en una discusión
bilateral, sino al resto de miembros
para poder llegar a textos
consensuados, para que la Administración
los tenga en cuenta
o no. Esa es su responsabilidad
política.//