Historia

Centro de Vila-real (Imagen: Wikipedia)

El topónimo: Vila-real

El nombre de nuestra ciudad es Vila-real. Desde el año 2006, el municipio adopta la denominación oficial única de Vila-real en lugar de la forma bilingüe Vila-real/Villarreal que se mantenía hasta entonces y que contribuyó a generar no pocos equívocos y confusiones en la escritura del topónimo de la ciudad. La única forma correcta es Vila-real, una sola palabra con guion mediano y r minúscula.

El nombre es Vila-real

1. Por qué real y no realPorque la denominación original de Ville Regales (dos palabras en latín), otorgada por el rey Jaime I el 20 de febrero de 1274 en la Carta Puebla, ha evolucionado a la forma simplificada Vila-real, la cual ya se documenta en textos de san Vicent Ferrer o de Jaume Roig y presenta la variante arcaica real y no real (forma actual del adjetivo derivado de rey).

2. Por qué con guion? Porque el guion es un signo ortográfico que sirve para unir palabras compuestas en que el primer elemento acaba en vocal y el segundo empieza por r, s o x, como es el caso de Vila-real, Torrechiva o Vila-seca.

3. Por qué -r minúscula? Porque Vila-real es una única palabra y no dos. En las palabras compuestas, solo se escribe en mayúscula la letra inicial del primer elemento como es el caso de Suráfrica y Vila-real.

Vila-real es la única denominación oficial de la ciudad

El Pleno del Ayuntamiento de Vila-real aprobó el 27 de febrero de 2006 por unanimidad de todos los grupos con representación en el consistorio la denominación oficial única de Vila-real, en cuenta de la forma bilingüe Vila-real/Villarreal que se mantenía hasta entonces. El Decreto 180/2006, de 1 de diciembre, del Gobierno valenciano ratifica la decisión municipal, por lo cual el topónimo oficial de la ciudad adoptará desde entonces exclusivamente la forma Vila-real.

En esta decisión, fruto del consenso político y social, tuvieron un peso específico las indicaciones de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, así como los problemas de escritura que plantea la doble denominación de nuestra ciudad, que provoca la proliferación de varias grafías erróneas.

Con este acuerdo, se culmina el proceso iniciado con la introducción de la forma bilingüe en 1982 (Vila-real/Villarreal), que sustituía la anterior denominación Vila-real, que aparece por primera vez en la documentación municipal en 1940.

La forma Vila-real, que se considera tradicional y valenciana, tiene una prueba iconográfica excepcional en las paredes del Palau de la Generalitat Valenciana, en una tela de Joan de Sarinyena (1592) en la cual están retratados los representantes del Brazo Real de las Cortes Valencianas, en nuestro caso lleva escrito el nombre Vila-real.


Historia de Vila-real

Las Cortes (Imagen: Felivet)

La concesión de la Carta Puebla por parte del rey de Aragón Jaime I el 20 de febrero de 1274 marca la fecha de la fundación de Vila-real. La ciudad cuenta, pues, con más de 700 años de historia. Aquí te ofrecemos un pequeño extracto de los principales hechos y evolución de Vila-real a lo largo de estos siglos de historia.

Orígenes de Vila-real

El término municipal de Vila-real se forma en el siglo XIII por segregación territorial del de Burriana. Aunque hay numerosos indicios de ocupación humana en la zona desde la edad antigua, es el rey de Aragón, Jaime I, quien determina la creación de nueva planta del casco urbano a través de un documento fundacional datado en València el 20 de febrero de 1274.

La carta de poblamiento, asimilada a la de Burriana, contiene muchos de los elementos característicos de los contratos agrarios feudales: enumeración de los derechos y beneficios de los nuevos habitantes y poseedores de la tierra, junto con las correspondientes contraprestaciones personales y económicas respecto del monarca. El rigor de estas condiciones hace que los cortesanos catalanes a los que el rey ofrece en principio la nueva villa acaban renunciando y sean necesarias sucesivas proclamas para atraer habitantes, tarea que realiza con eficacia el judío Salomó Vidal. La afluencia es así muy diversa, aunque los primeros contingentes estables que conforman la población serán morellans, aragoneses y, más tardíamente, catalanes.

Vila-real forma parte desde su origen del brazo real en las Cortes del Reino y tendrá derecho por eso a utilizar como emblema las armas reales: palos rojos sobre fondo dorado, símbolo que hasta la actualidad se continúa usando en el escudo y la bandera de la ciudad. Vila-real defendió siempre con orgullo la existencia de este vínculo.

Primer desarrollo urbano

El año siguiente de la fundación, el monarca concede al poblador Pere Dahera los derechos de construcción de un puente sobre el Millares, y la puesta en funcionamiento de un hospital. En el momento de su clausura, en la segunda mitad del siglo XX, este servicio era el recinto sanitario europeo de mayor antigüedad, en uso ininterrumpido. Igualmente se determina la construcción de una acequia inmediata en la población para el transporte del agua del río Millares a los nuevos cultivos de regadío.

El casco urbano de la villa, planificado en damero según el modelo hipodàmic de los campamentos militares romanos, empieza a rodearse de murallas y de un amplio valle seco a partir de 1298. Alguno de aquellos lienzos originales, levantados en doble pared de tapia, pueden observarse en la llamada avenida de la Muró y en los alrededores de la torre Motxa, último de los baluartes conservados.

Vila-real en el periodo medieval

En el jefe de medio siglo la villa pare ya consolidada en su organización administrativa, porque el 1326 se realiza la primera recopilación de sus ordenanzas y tres años después le es concedido el cambio de sus fueros de Aragón por los valencianos. El 1346, una sentencia arbitral estableció el reparto de las aguas fluviales entre las poblaciones limítrofes, con normativa sobre proporciones, turnos de riego, distribución en acequias, etc. que ha perdurado con generalizado respeto hasta el presente.

Con la petición el 1375 al Consejo de la Vila de la eremita de origen catalán Bernat Fabra para ocupar una de las cuevas de los bordes del río Millares, en los alrededores del azud que recoge las aguas para el riego, se inicia la presencia en el paraje de penitentes y ermitaños, que culminará con el culto mariano devocional a la Virgen María de Gracia y la gradual edificación de su santuario.

El siglo XV empieza con la muerte en la villa de la reina Maria de Luna (1406), esposa de Martín el Humano, precisamente en la casa de la calle Mayor que el rey Pedro el Ceremonioso había otorgado, para poder ser ocupada durante las visitas de la familia real. Es el edificio conocido como Hostal del Rey, los vestigios del cual todavía pueden ser apreciados en un lado de la plaza porticada.

Varias personalidades visitan en este tiempo la población: san Vicent Ferrer realizará una de sus multitudinarias predicaciones el 1410, cuatro años más tarde se detiene en la villa el papa Benedicto XIII y el 1424 lo hace el rey Alfonso el Magnánimo.

El 1468 se construye en el río el primer azud de piedra, lo cual permite regular más adecuadamente el flujo del agua y, hacia finales de la centuria, cuando el desarrollo del arrabal de Castelló hace pensar en la creación de una morería, se censan un total de 286 casas.

La entrada en la edad moderna

Vila-real tendrá una participación destacada en el conflicto de las Germanías, en contra del nuevo monarca Habsburgo. Y aunque continúa manteniendo su impulso demográfico y económico, el rechazo de la nueva situación política genera un periodo de desinterés por las cosas públicas. Con todo, la visión que da el 1562 Martí de Viciana en su Crónica del Reino de València es marcadamente positiva y señala el crecimiento hasta las 340 casas (unos 1.500 habitantes). A mediados de siglo se había iniciado también la ampliación de las tierras de huerta y la roturada de numerosas zonas de secano, tareas que continuarán hasta el último cuarto del XVII.

Paolo de San Leocadio, pintor italiano que llega a València en la estrella de Borja, trazará para el templo parroquial sus retablos dedicados a Salvador (todavía de traza gótica) y el de san Jaime (del cual quedan varias espléndidas mesas). De Vila-real saldrá el erudito humanista Juan Mas, difusor de las doctrinas de Erasmo, y llega a la villa el rey Felipe II. Pero la personalidad que dejará mayor impronta en la villa será la de un humilde franciscano descalzo de origen aragonés: Pasqual Baylón Yubero, que pasa en el convento alcantarí del Rosario los últimos años de su existencia y la muerte, el 1592, producirá un impacto espiritual que perdura todavía en la vida local.

Aunque la población no se ve afectada directamente por la crisis de expulsión de los moriscos, al faltar entre su vecindario de estos habitantes, sí que es cierto que su ausencia dejará sin mano de obra muchas de las tierras de secano y exigirá la introducción de nuevos cultivos. A los ya tradicionales del algarrobo, viña y oliverar, se añaden ahora en los márgenes de los caminos numerosas extensiones de morerar, aunque esto no genera la aparición de artesanía sedera en la localidad. En este periodo se realizan obras ornamentales en la coveta de la ermita, una comunidad de monjas dominicas ocupa el abandonado edificio de los Montull y Carlos II, a la vista de algunas polémicas jurisdiccionales que habían surgido en la población, acoge bajo la protección real la capilla donde se guardan los restos de san Pascual Baylón.

Vila-real después de la Guerra de Sucesión

El desgraciado incidente que supone para la villa su saqueo y parcial incendio durante la Guerra de Sucesión (1706), con un notable número de muertes y prisioneros, no resulta impedimento porque la villa inicio un rápido envol una vez acabada la contienda, estimulado por la llegada de nuevas formas de pensamiento con los monarcas borbónicos y el establecimiento de marcos legales más favorables que la llevan, entre 1740 y 1780, a uno de sus periodos de mayor esplendor.

La población pasa de tener unos 2.000 habitantes el 1733, a 4.500 el 1757 y conseguir prácticamente los 8.000 a finales del XVIII, mientras el desarrollo urbano avanza progresivamente hacia el norte.

A mediados de siglo, el 1757, y a consecuencia de la amenaza de fiebres malignas entre la población, se realiza el voto municipal de llevar a cabo una romería con la imagen de la Virgen María de Gracia el viernes anterior al primer domingo de septiembre, tradición que llega a nuestros días.

La crisis política iniciada en los últimos años del siglo XVIII estallará a comienzos del siguiente. Desde 1786, a los problemas económicos y la amenaza de sucesivas epidemias de peste se añade la lucha por el poder en el municipio y se suceden las conspiraciones y los disturbios de las calles, en una situación crítica que agraviarán las calamidades bélicas de la Guerra de la Independencia (en la cual hay que hacer cuenta de la heroica resistencia de vecinos ante los ejércitos napoleónicos en el puente sobre el Millares), los vaivenes de las fratricidas luchas carlistas y la ominosa represión durante el periodo absolutista.

Los cambios contemporáneos

Solo en la segunda mitad del periodo será posible la reactivación económica con el desarrollo del cultivo de los cítricos, que se complementa con la intensificación de los cultivos tradicionales. El terrateniente José Polo de Bernabé iniciará desde 1856 la aplicación de abonos orgánicos en sus huertos de naranjos y mandarinos, fruteros la explotación de los cuales ya se realiza de manera sistemática desde la década anterior.

El desarrollo agrario incentivará, además, otras actividades colaterales del sector, como la construcción de carros para el transporte, la edificación de almacenes de manipulación de la fruta, serrerías y talleres de carpintería por la demanda de recipientes, etc.

El derrocamiento de las murallas en la segunda mitad del XIX permite mejoras urbanas e higiénicas y, junto con la conquista del agua, la entrada definitiva en el periodo contemporáneo. Hacia 1898 se han excavado los primeros pozos en los rocams del secano: el de la familia Amorós y el de la sociedad que será conocida como Los Atrevidos, se abrirá un imparable proceso que convertirá en terrenos de regadío todo el término municipal. El año siguiente se inicia la red de distribución del agua potable en los domicilios.

El siglo XX

Las expectativas con que se abre el nuevo siglo, entre las cuales hay que considerar la visita que realiza el rey Alfonso XIII (1905), precedida por la concesión (1904) del título honorífico de ciudad, paren frustrarse por la crisis económica que se extiende por Europa pero, a partir de los años 20, se asientan las bases de un funcionamiento capitalista a través del asociacionismo de los agricultores y el empujón de un amplio colectivo de comerciantes. La población recibe también la primera gran oleada de trabajadores inmigrantes, llegados sobre todo de tierras aragonesas.

Al terrible impacto de la Guerra Civil de 1936, con su tristísimo balance de pérdida de vidas humanas, crueles represalias y absurda destrucción del patrimonio artístico se suman, en la oscura etapa de posguerra, los estragos de la tuberculosis y otras enfermedades entre los habitantes más jóvenes y, en los años 1946 y 1956, unas intensas nevadas que destruyen todas las cosechas e incluso los mismos árboles frutales. Ante estas adversas circunstancias, y buscando una vez más las alternativas económicas, la ciudad reacciona con decisión. Sin olvidar la agricultura de cítricos, se produce a partir de los 60 una fuerte industrialización gracias a las iniciativas del empresariado y una nueva llegada de obreros, esta vez procedentes mayoritariamente del sur de la península. Metalurgia, material de construcción, maquinaria agrícola y, sobre todo, una creciente y variada producción del taulellet asentarán las bases del futuro económico de la ciudad.

Estructura económica

Orige

La historia de la estructura económica de Vila-real es, posiblemente, uno de los modelos más completos que se pueden encontrar para caracterizar el devenir de la Comunidad Valenciana litoral.

Desde su fundación en el s. XIII hasta la primera mitad del s. XX, el municipio basó todo su potencial económico en una agricultura mixta de secano extensivo ¿viña, olivo, cereal y algarrobo- y de huerta intensiva en los s. XVII-XVIII ¿seda, cáñamo¿.

Esta situación, que permitía la autosubsistencia y un pequeño margen de beneficios muy ocasional, cambió radicalmente con la aparición del naranjo.

El naranjo

El naranjo transformó, directamente e indirecta, los pilares de la idiosincrasia de la ciudad. Entre 1880 y 1960, se convirtieron 3.500 hectáreas de secano a regadío. Además, se desarrolló una industria de transformación de cítricos y subsidiaria (pozos, mecánica, artes gráficas, maderas), y el comercio para su exportación, que conectó la ciudad con el mercado español y europeo.

Todo este proceso generó un crecimiento económico que impulsó actuaciones importantes en materia de infraestructuras viarias ¿desviación de la N-340¿, urbanísticas ¿ensanchamiento, avenida del Cedro¿, equipaciones domésticas colectivas ¿ferrocarril, electricidad, agua potable¿ y servicios ¿Caja de Ahorros de Vila-real, Caja Rural, Sindicado¿.

La industria azulejera

Pero las nevadas de 1946 y 1956 y las fuertes lluvias y heladas del primer lustro de los años 60, descubrieron los peligros de una estructura productiva que dependía solo de un producto y de la necesidad de diversificar y enriquecerla. La política de fomento de la vivienda y del turismo que caracterizan en 60 determinó que se optara para invertir en una industria tradicional de la comarca: la azulejera.

Así, en pocos años, se levantan las primeras empresas cerámicas de la ciudad y esta industria desencadena una importante inmigración que doblará el censo de la ciudad y la hará crecer.
El primer ajuste industrial azulejero de los años 70 compuerta más tecnología, la apertura progresiva al mercado exterior y la creación de nuevas fábricas más alejadas del casco urbano. En estos años, llega la A-7 y se consigue la circunvalación de la N-340, los auténticos esos canalizadores de los flujos socioeconómicos e integradores de la ciudad en el corredor mediterráneo de desarrollo.

La segunda reconversión industrial de los años 80 hizo avanzar en la aplicación de nuevas tecnologías y tendencias en diseño, calidad, producción, productividad y ventas.

La envergadura del crecimiento desde los años 1960 creó un conjunto de economías de escala y de concentración que atrajeron hacia la ciudad sucursales de empresas nacionales y extranjeras. Mientras, el tejido socioeconómico de la ciudad, que gravita alrededor del subsector del azulejo y en menor medida relacionado con la agricultura y los sectores servicios, se hace más complejo y sobre todo muy dinámico. Los pavimentos y revestimientos configuran un ciclo productivo, cerrado e integrado en la ciudad, que la convierten en el centro azulejero más importante de España y en uno de los más notables de Europa.

Ciudad de servicios

Todo este importante proceso de crecimiento económico tiene su reflejo en la vida ciudadana. Vila-real es la segunda ciudad de la provincia y una de las más grandes de la Comunidad Valenciana en cuanto a población y se convierte por méritos propios en centro comarcal de servicios (Hospital Comarcal de la Plana, Agencia Tributaria, Palacio de Justicia, Comisaría Nacional de Policía, UNED, etc.), además de disponer de un potente sector terciario comercial y un incipiente sector turístico.

La crisis económica y financiera de principios del siglo XXI ha afectado notablemente la estructura económica de la ciudad. A pesar de que la actividad industrial y azulejera continúa siendo motor económico y referencia en el sector cerámico en ámbitos supramunicipales, Vila-real busca de nuevo, como hizo a mediados de siglo XX, una diversificación económica que la ha llevado en la actualidad a reforzar su posicionamiento como ciudad prestamista de servicios de referencia comarcal y avanzar en una nueva línea estratégica de desarrollo económico sobre el eje de la innovación que ha hecho que obtenga, en noviembre de 2011, la distinción de Ciudad de la Ciencia y la Innovación otorgada por el Ministerio de Economía y que entre a formar parte de la red Innpulso de ciudades innovadoras.

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