El pasado jueves tuvimos la suerte de contar con Andrés París, licenciado en pedagogía y experto en liderazgo. Compartimos experiencias y opiniones sobre la importancia de la educación emocional en el aula de una forma muy amena y divertida.
Somos conscientes de que, en realidad, “sólo se aprende aquello que emociona” (Mora, 2021). Además, la neurociencia ha demostrado que, si intentamos recordar algo aprendido con anterioridad, lo más probable es que esté asociado a una emoción y tiene una explicación: cualquier actividad sencilla que motiva, emociona y capta el interés del alumnado hace que lo experimentado y aprendido con ella deje huella en nuestro cerebro (Jauset, 2017).
Hablamos también sobre diferentes técnicas para activar la emoción del alumnado en el aula y sobre el cómo hacer en clase, pues “en la metodología es donde se encuentra la diferencia de la diferencia” (París, 2018).
Por último, reflexionamos sobre cómo queremos que nuestro alumnado nos recuerde. Como señala Kenneth Bain, “un profesor es recordado cuando influye en la forma en cómo pensamos y sentimos”. Nosotros queremos que nuestro alumnado nos recuerde positivamente, no sólo por los conocimientos que fuimos capaces de transmitirles, sino también por todas las cualidades que fuimos capaces de regalarles y compartir estando en el aula, todo ello desde la cercanía, el humor, la humildad, la pasión y la naturalidad.