Cuando empleamos la dramatización en clase estamos fortaleciendo, no solo la creatividad y la imaginación sino, también, la sensibilidad hacia uno mismo y los otros. La experiencia emocional que pide el proceso y la experiencia dramática no se limita a tener una visión interna de nosotros mismos sino que se extiende a sentir y comprender la experiencia de los otros y a entenderla. Y esto – la empatía- es esencial en cualquier proceso de aprendizaje.
Maria Vilanova Vila-Abadal (2010)
