En nuestra escuela apostamos por un «blanco imperfecto» dónde los niños y niñas puedan ensuciarse disfrutando de las diferentes experiencias.
Pintamos con chocolate, vimos la transformación del blanco a otro color, hicimos magia con el calor pasando de sólido a líquido y experimentamos con la temperatura.
Pero, nadie probó el chocolate.