Tengo muy claro que los docentes de las aulas hospitalarias somos un elemento activo en el proceso de humanización del servicio, pues nuestra labor pasa por saber conectar con el alumno/a, establecer una relación afectiva basada en la confianza para proporcionarle confort emocional y poder responder y cubrir sus demandas y necesidades. Nos convertimos en una suerte de pegamento que une a nuestro/a protagonista con la familia, personal sanitario (médicos, enfermeros, auxiliares, limpieza), servicios externos, etc.
No cabe duda que el entorno de un hospital se aleja, a priori, de los entornos y espacios educativos a los que estamos acostumbrados. Partimos de una situación especial en la que el contexto sanidad y el educativo convergen dando como resultado un peculiar escenario con un elemento común a ambos, el alumno o alumna.
Éstos se convierten en protagonistas de nuestras actuaciones, tanto sanitarias como educativas, sin olvidar otros aspectos como su bienestar emocional o dar respuesta a sus necesidades, inquietudes, miedos, dudas, etc.
Por tanto, el confort en los entornos donde atendemos a las personas, la adecuación de la información que se les facilita, el respeto a su intimidad, y la cercanía en el trato, son pilares fundamentales en la misión de la institución y de los profesionales con el objetivo de situar al paciente en el centro del proceso educativo-asistencial. Nos encontramos por tanto, ante una oportunidad para poder involucrarnos en esta necesaria y siempre gratificante, actitud empática e integradora y trasladarla a las personas que atendemos.
Porque, ¿quién quiere estar hospitalizado? ¿quién se siente cómodo estando enfermo en una cama de hospital? ¿quién desea estar convaleciente tras una cirugía, intervención, pruebas diagnósticas?
Pero cuando esto es inevitable, todos querríamos que el proceso fuese más llevadero, menos traumático, sobretodo los niños y niñas. Por esto cobra sentido lo que llamamos humanización del hospital. Se trata de una serie de acciones y actitudes que nos acercan a la dimensión humana de las personas. Si queremos pasar algo por el filtro de la humanización, palabras y conceptos como: acompañar, dar confort, empatizar, animar, escuchar, adaptar, estimular, hacer reir, … deben estar muy presentes en cada decisión y acción que realicemos, pues queremos difuminar ese halo de frialdad e impersonalidad de un hospital para que el entorno que creemos y nuestra manera de hacer, arrope a los alumnos y alumnas y sientan, de algún modo, un cálido abrazo.