Visibilizar y condenar todo tipo de agresiones, incluidas aquellas que ocurren hacia los y las docentes, es fundamental, al mismo tiempo que se refuerza el respeto hacia el personal docente y se fomenta la colaboración entre familia y escuela para un buen clima en los centros escolares, así como un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje.
En el momento en el que matriculáis a vuestros hijos, hijas y tutelados/as en un centro es porque depositáis toda vuestra confianza en el equipo docente y porque consideráis que allí estarán muy bien cuidados. En ese sentido, los y las profesionales también merecen la misma atención.
La educación se construye con y desde el respeto.